«¿España? Fiesta, flamenco y tapas». Es lo que diría cualquier extranjero si le preguntásemos por las cosas más típicas de nuestro país. Y sí, es un estereotipo que generaliza demasiado toda nuestra cultura, pero que nos identifica bastante, sobre todo en lo referido a la comida. Las tapas son probablemente el plato más famoso por su precio y su amplia variedad. Hoy te contamos la historia y el origen de las tapas españolas.
La Real Academia Española RAE define tapa en su octava acepción como «pequeña porción de algún alimento que sirve como acompañamiento de una bebida». Pero la tapa es mucho más que el aperitivo que te ponen con la cerveza. De hecho, en torno a su origen se han formado varias leyendas muy curiosas.
Tapa el vino, tapa la borrachera, tapa el hambre…
La más extendida es la que dice que el origen se sitúa en Cádiz, concretamente en el Ventorrillo del Chato allá por finales del siglo XVIII y comienzos del XIX. Cuenta esta leyenda que el rey Fernando VII acudió a la venta de esta misma localidad y pidió un vaso de vino. Dicen que los dueños de la misma le sirvieron el vaso cubierto con una loncha, no se sabe muy bien si de queso o de jamón, para «tapar» el vino y evitar que entraran moscas u otros insectos. Se dice que desde que Fernando VII probó esta combinación, comenzó a pedirlo en los bares y lugares a los que acudía hasta ponerlo de moda. Otras fuentes dicen que fue Fernando II de Aragón (el católico) el que acudió a esta venta.
Además, otras leyendas cuentan que la historia fue similar, pero ocurrida en Sanlúcar de Barrameda o en Jerez de la Frontera, en una época donde se produjo una plaga de moscas. Por eso había que tapar el vino con un trozo de alimento o una rebanada de pan.
También se dice que el origen de las tapas se encuentra en la realeza y alejado de Andalucía. En este caso en Castilla La Vieja y en tiempos del rey Alfonso X el Sabio. Cuentan que el monarca estaba enfermo y como tratamiento de su enfermedad tomaba vino. Para que el alcohol no causara estragos en su día a día, decidió tomar unos bocados de pan con jamón, queso u otro alimento como acompañamiento de la bebida. Las tapas «tapaban» los efectos del alcohol.
La siguiente leyenda vuelve a tener como protagonista a la realeza. Se dice que los Reyes Católicos obligaron a todas las tabernas a servir lo que hoy llamamos tapa fría junto con el vino o las cervezas que sus clientes pedían. Lo hicieron por ley con el fin de reducir los accidentes de los carreteros. Comiendo tapas, el alcohol no les afectaría tanto y podrían guiar con mayor lucidez sus carretas.
Recientemente han surgido otras versiones. Algunas cuentan que el origen se sitúa en Almería, donde se tapaba el vino con lonchas de jamón o lomo para que no perdiera su aroma. Otras simplemente atribuyen las tapas al tentempié que los jornaleros llevaban al campo para aguantar el trabajo hasta la hora de comer.
Una tradición que se mantiene hoy
Como vemos las versiones sobre el origen, el lugar, el momento y la forma en la que surgieron las tapas son muy diferentes. No obstante, a día de hoy las tapas son un elemento esencial que podemos encontrar en cualquier bar. Y es que la «cultura del bar» va casi de la mano con esta creación culinaria. La bebida y el acompañamiento es el momento preferido para el relax con los amigos.
En muchos lugares, las tapas son tan típicas que incluso se hacen concursos. Normalmente son denominados como «la ruta de la tapa». Consisten en un recorrido por los bares y restaurantes de la localidad donde se celebre (normalmente pueblos o barrios) donde la gente que quiera participar compra una bebida y prueba gratis la tapa. Todas ellas tienen el mismo precio. Al final de la ruta, los catadores evalúan las tapas de cada establecimiento según varios criterios. Normalmente el bar vencedor obtiene un premio otorgado por el ayuntamiento de la localidad.
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Para tapar la entrada de moscas, para tapar los efectos del alcohol, para que el vino no perdiera sus propiedades y aromas… sea como fuere el origen de las tapas, esta creación gastronómica acompañará siempre las reuniones con amigos en los bares, los picoteos a medio día y las cenas improvisadas.
Fuentes: Tierras de Cádiz, La Minerva Cáceres y Vacaciones España.
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